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terça-feira, 16 de outubro de 2012

Modificaciones en el Rito de Canonización, por Mons. Guido Marini

 
El próximo domingo 21 de octubre se celebrará, en Plaza San Pedro, la canonización de siete nuevos santos, uno de los acontecimientos importantes del Año de la Fe que está viviendo la Iglesia. Además, en esta ocasión, el Santo Padre utilizará por primera vez un nuevo Ritual para las ceremonias de canonización, preparado por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, que realiza algunas modificaciones al ritual hasta ahora vigente y recupera algunos signos del antiguo ritual. Presentamos nuestra traducción de la entrevista que Mons. Guido Marini, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, ha concedido a L’Osservatore Romano.

 
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Entonces, ¿el rito de canonización ya no se realizará durante la celebración eucarística?
 
Exactamente, como ya ha ocurrido, por otro lado, para los otros ritos: piénsese en el rito del Resurrexit, el domingo de Pascua; en el consistorio para la creación de nuevos cardenales, a partir del pasado 18 de febrero; y en la bendición y imposición de los palios a los arzobispos metropolitanos, en la reciente solemnidad de los santos Pedro y Pablo.
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¿Cuál es el motivo de fondo?
 
Evitar que dentro de la celebración eucarística estén presentes elementos que no pertenecen estrictamente a la misma, manteniendo así intacta la unidad, como es pedido por la Constitución conciliar sobre la sagrada liturgia Sacrosanctum Concilium. Además, no es modificada una tradición consolidada sino sólo una práctica reciente. La canonización es fundamentalmente un acto canónico, en el cual están involucrados el munus docendi y el munus regendi. El munus santificandi entra en escena como segundo momento y está constituido por el acto de culto que sigue a la canonización.
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En pocas palabras, para decirlo con el documento del Vaticano II citado por usted, ¿“sana tradición y legítimo progreso”?
 
Ciertamente, si bien en este caso específico la renovación del rito de canonización se inserta en el surco del camino comenzado por Benedicto XVI en el 2005. Fue entonces que la Congregación para las Causas de los Santos, con comunicación del 29 de septiembre, dispuso – luego de las conclusiones del estudio de las razones teológicas y las exigencias pastorales sobre los ritos de beatificación y canonización aprobados por el Santo Padre – que la canonización seguiría siendo presidida por el Pontífice en San Pedro, mientras que la beatificación sería celebrada por un representante suyo, normalmente el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en las diócesis interesadas. La canonización, en efecto, es una sentencia definitiva, con la cual el Sumo Pontífice decreta que un siervo de Dios, ya incluido entre los beatos, sea insertado en el catálogo de los santos y se venere en la Iglesia universal con el culto debido a todos los canonizados. Se trata, por lo tanto, de un acto preceptivo y universal. La autoridad ejercida por el Papa en la sentencia de la canonización será ahora todavía más visible a través de algunos elementos rituales.
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Más allá del cambio de lugar del Rito, que tendrá lugar enteramente antes del comienzo de la Misa, ¿cuáles son estos elementos rituales?
 
En primer lugar, el triple pedido, durante el cual el cardenal Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos se dirigirá al Santo Padre para pedirle que proceda a la canonización de los siete beatos. Es por lo tanto recuperada, si bien de forma renovada, la antigua tradición según la cual el Papa reza con insistencia para pedir la ayuda del Señor en la realización del importante acto. En particular, en respuesta a la segunda petición, él invocará al Espíritu Santo y, después de tal invocación, será entonado el himno del Veni Creator. En segundo lugar, el canto del Te Deum, presente en el Rito de canonización hasta 1969, acompañará la colocación y la veneración de las reliquias de los nuevos santos.
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Respecto a la procesión con las reliquias de los nuevos santos, ¿está prevista alguna otra modificación?
 
La habitual procesión se detendrá brevemente frente al Santo Padre que, así, podrá venerar las reliquias. Una vez que sean colocadas ante el altar, las reliquias serán incensadas por el diácono.
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La revisión del rito de canonización, como ya los otros ritos, ¿comporta también una simplificación?
 
Diría que sí. Y también esto es un aspecto importante del rito renovado, junto al de su reforma en armónica continuidad con una tradición ya secular. De este modo es posible realizar el “esplendor de la noble sencillez” auspiciado por el concilio Vaticano II. Las Letanías de los santos acompañarán la procesión inicial, resultando anticipadas respecto a la praxis actual. Ocurría así durante el pontificado de Pío XII, a partir de 1946. Serán además omitidas las biografías de los nuevos santos por parte del Prefecto, dado que el Santo Padre, como es costumbre, las presentará brevemente durante la homilía. No está ya previsto, finalmente, el saludo personal del Pontífice por parte de los postuladores, que podrán encontrarlo brevemente después de la Misa, en la sacristía de la basílica Vaticana.
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